Las enfermedades reumatológicas, como el Lupus Eritematoso Sistémico son condiciones que, por lo general, cursan con una gran cantidad de manifestaciones, tanto físicas como psicológicas, que además pueden variar en el tiempo. Estas manifestaciones tienen un componente tanto objetivo como subjetivo, los cuales pueden estar impactados por aspectos sociales y culturales que muchas veces no son considerados en el manejo de estos pacientes.1
A pesar de que se conoce que el abordaje de estos pacientes debe ser multidisciplinar, la fragmentación del sistema de salud constituye un obstáculo para el manejo integral de estos pacientes.2 De igual forma, la variabilidad e impredecibilidad de estas enfermedades pueden ser difíciles de comprender para su entorno, lo que puede crear una sensación de aislamiento y falta de apoyo.
Un aspecto que no siempre es considerado en el manejo de pacientes con enfermedades reumatológicas es el soporte social, que se refiere al apoyo, amor y entendimiento que los pacientes reciben de diversas personas de su entorno, más allá de los profesionales sanitarios, en especial, pareja, familia, amigos, etc.3
El soporte social es utilizado por los pacientes con enfermedades reumatológicas como herramienta para enfrentar a las mismas, junto a otras estrategias como el tener una actitud positiva, confiar en el tratamiento médico, tener hábitos saludables y evitar el estrés.3 Sin embargo, el soporte social sigue siendo una necesidad insatisfecha en estos pacientes.4