Declaraba Tedros Adhanom, director general de la OMS, con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái en diciembre de 2023. Más de 40 millones de profesionales de la salud, el Consejo Internacional de Enfermeras y la Asociación Médica Mundial, se unieron al llamamiento de la OMS, respaldado por ministros de Salud de todo el mundo.
La preocupación por la salud humana se refleja en datos impactantes. La mortalidad asociada al calor en personas mayores de 65 años aumentó un 85 por ciento entre 2013 y 2022, según The Lancet Countdown. Además, las emisiones de partículas (PM2,5) de la industria del transporte contribuyen a casi medio millón de muertes anuales.
Otra métrica clave la obtenemos en el informe publicado en julio de 2023 por Nature Medicine, un estudio que estima por primera vez los fallecimientos debidos a las altas temperaturas en 35 países europeos en un periodo concreto (verano de 2022). La cifra es elocuente: 61.672 muertes prematuras atribuibles al calor, entendiendo como tales los fallecimientos que no se hubieran producido si la temperatura se hubiera quedado dentro de lo óptimo. Un 41% más que en los veranos anteriores y con un impacto desigual por regiones, donde la peor parte se la llevan los países mediterráneos, con Italia y España a la cabeza.
Son solo algunos datos para la reflexión en un mundo más cálido y evidentemenrte, más enfermo.